Desde Moscú la corresponsal de RFI, Anissa El Jabri, explica que el destino de los artistas en Rusia depende hoy de su actitud ante la invasión rusa de Ucrania: a los que apoyan el ataque ruso les puede ir muy bien, como a Shaman, mientras que aquellos que son críticos con el Kremlin, como Oxxymiron, terminan en líos con la justicia.

En febrero de 2022, tras la invasión rusa de Ucrania, se produjo un cisma en el mundo de la cultura en Rusia entre los artistas que condenaron lo que Putin llamó "operación especial" y abandonaron el país, ya sea en silencio o con bombos y platillos, y los que permanecieron leales al Kremlin.

Un año después, el poder ruso está consolidando su toma de control sobre la cultura, estrechando el cerco contra los artistas críticos con el gobierno. Especialmente aquellos que cuentan con una audiencia importante.

En los últimos días, hay dos ejemplos que ilustran esta deriva. El escritor Dmitry Glukhovsky comenzó a ser juzgado en ausencia el martes. Este autor de best-sellers, que fue catalogado como "agente del extranjero" tras abandonar Rusia, está acusado de falsificar información sobre las fuerzas armadas rusas y podría ser condenado, como mínimo, a una fuerte multa.

Otro artista catalogado como "agente del extranjero", que también está siendo juzgado en ausenvcia esta semana, es el cantante de rap Oxxymiron. Desde hace tiempo, sus canciones contestatarias son muy populares entre los jóvenes. Una de ellas sobre tiroteos en escuelas fue prohibida tras ser considerada como "extremista".

Otra de sus canciones podría ser prohibida. Es una que habla de San Petersburgo, pero con palabras codificadas que todo el mundo en Rusia sabe muy bien que evocan el sueño de un país que un día será finalmente libre.

Una muestra del enorme éxito de Oxxymiron es que, a pesar de que YouTube está supuestamente prohibido en Rusia, esa canción ha cosechado 15 millones de visitas en esa plataforma desde mediados de septiembre.

Los artistas exitosos en Rusia

¿Qué artistas cuentan entonces con el apoyo de las autoridades? Aquellos que son bien vistos por el gobierno, entre ellos el joven rubio Shaman, ganador de un concurso de talentos televisivo.

Ahora su canción "I am Russian" suena en todas las radios y televisiones del país. Shaman canta en conciertos oficiales, como el del estadio Luzhniki para conmemorar el primer aniversario de lo que el Gobierno sigue llamando "la operación especial en Ucrania".

Las entradas para sus conciertos son un 30% más caras que el promedio, pero aun así tiene mucho público. El nuevo ídolo que el gobierno promueve entre los jóvenes llena las salas de espectáculo. Shaman también actúa gratis en el terreno en el Donbass para el ejército ruso.

Obligados a cantar la canción favorita de Putin

Otra ilustración del intento de las autoridades por ejercer un mayor control del entorno cultural ha sido una redada de la policía antidisturbios, OMON, que ha causado conmoción entre muchos moscovitas.

Varios hombres irrumpieron con cascos y ropa negra el pasado 17 de marzo por la noche en dos bares del centro de Moscú. Los propietarios fueron acusados de recaudar dinero para el ejército ucraniano.

Durante esa redada, tras comprobar la identidad de las personas presentes, se produjeron numerosas detenciones. Un cliente fue obligado a pintar en una ventana la "Z", letra que se ha convertido en sinónimo de la denominada “operación especial” del ejército ruso en Ucrania.

Esa noche la policía obligó a unos jóvenes clientes a cantar ante las cámaras una canción del grupo favorito de Vladimir Putin, "Lyubè".

Esta semana también se produjo la destitución de la directora del Museo Pushkin. Fue sustituida por una antigua miembro del movimiento juvenil pro-Kremlin, que también trabajó en el Ministerio del Interior en el pasado. En febrero, también se produjeron dos cambios de dirección en dos famosos museos: la Galería Tretiakov en Moscú y el Museo Ruso en San Petersburgo. En ambos casos, personalidades cercanas al gobierno tomaron las riendas.