¿Qué recorre esta memoria poética y temporal del escritor dominicano Juan Matos? La voz que habla, a veces grita en este libro titulado Temblor de Espejos (2021), siendo dicho libro un acto de escribir desde los signos recordados como poesía de un tiempo que involucra origen, historia y presencia. Estos poemas, imágenes y prosas memoriales desentierran momentos que brotan del resistir ontológico, testimonial y social.

De ahí el acto que convoca al lector como testigo de una vida escrita y en cuya inscripción encontramos las demás obras del autor. La épica de Temblor de espejos se pronuncia en el siguiente poema que define la poética del libro:

“El otoño del carbón que ahora me mira resbala en la memoria. Penetra hasta el invierno de mis huesos. Lo alimento con trozos de mi vida disuelta que estallan como trigal sesgado por tormentas de pecho. Danza el amor encendido espejando la noche de mi interior que no descubre sino cicatrices camino hacia la luz. Por las grietas del olvido se cuelan desesperadamente las verdades. Resistir a ser humo sobre la piel de plata en la que se identifica mi rostro una y otra vez… Dos, tres, innumerablemente se revelan mostrándome sus surcos de luna y de desesperanzas, como cartas marcadas por la geografía de las penas. Estas también caen al incendio ante mis ojos asombrados que juran que no tiemblan ellos, sino los espejos-los altares impuestos”. (Op. cit. p. 91)

De esta manera, los estados poéticos del poemario se ofrecen al lector como noche, día, cicatriz, memoria, huesos, alimento, camino, luz, grietas, olvido, verdades, rostro, geografías, espejos y otros conformantes verbales que entronizan los modos de ser del poeta en el poemario, en sus mundos encontrados y percibidos.

Como ya hemos visto en otros libros de Juan Matos (Labrador de palabras, 2020), Con Pecado concebido (2004 (2021), las pautas de su escritura son también huellas temáticas como el batey, el sujeto bateyero, el espacio familiar, la presencia del origen, el viaje, la explotación colonial, el ente desplazado, el exilio, la muerte y otros constituyentes que se dejan leer y sentir en su poética testimonial. De manera que Temblor de espejos obedece a las cardinales imaginarias, geográficas y biográficas del autor, en cuyo mundo está presente un texto cultural fragmentado por lo que ha sido o fue la sociedad dominicana de la segunda mitad del siglo XX.

Algo que sobresale en estos textos de trinchera, amor, lucha social y esperanza humana es su temporalidad, donde se hace observable el espacio cuasi-mítico de la universidad estatal. El encuentro y a la vez el desencuentro como fenómenos internalizados en la poética social de Juan Matos evidencia toda una iconografía política del significante epocal, activado también, mediante una escritura sellada por un sentido profundo y a la vez marcado por sus propios caminos.

El espaciamiento que expresa Temblor de espejos dinamiza un cuerpo existencial y vital justificado en las imágenes del recuerdo. Línea de creación que tiene su respaldo en poetas dominicanos que le han servido de estímulo al poeta Juan Matos.

Así, encontramos aquí cicatrices, signos, historias de vida y fuerzas que pulsan e impulsan el orden vocal y rítmico del poema como heredad, asombro y travesía. La declaratoria del exilio económico (1997-2020), es indicadora de una constancia de vida:

“No me da miedo comenzar de nuevo”.

No temo entrar en la noche sin abrigo,

Ya el día tejió sobre mí, trincheras.

No me da miedo comenzar de nuevo,

Romper el ritmo de las horas diarias,

y decirme que ya es tarde la mañana…”

(p. 95)

 

En su travesía como poeta, Juan Matos “prosifica” y “poetiza” el mundo de la vida dominicana en un exilio que lo recorre con sus ecos, cuerpos y signos memoriales. Lo que en este caso se traduce en textos donde el espacio-raíz absorbe los elementos convertidos en temblor de reflejo o espejo. La metáfora del temblor gravita en el poema “De soles abiertos”, en el cual se puede advertir un pulso ontológico motivado por la “cosa”-ritmo de vida que se reconoce en su poesía-testimonio:

“De soles abiertos solivianto musas. Hay tornados intrínsecos socavando demonios. Preciso el filo de la espada que ilumine este túnel. Pido piedras chispeantes. Magma que pincele murales denunciantes. Voces-navajas que taladren silencios cómplices de satisfacciones inmediatas. Hay tanto combate a oscuras en las adoquinadas salas… Hay un combate de olvido sobre el hombre al doblar la esquina. Alguien desdobla códigos, aúlla, y luego impone, a muros, el absurdo del odio… la sutileza del discrimen”. (p. 97)

Hay en esta selección de textos una intencionalidad poética visible y sensible como poética de un encuentro-desencuentro existencial y espacial. Hay en Temblor de espejos varios libros que se encuentran en una mirada con raíces infusas y fuerzas de lo social que movilizan núcleos poéticos visibles en lo que es, hasta ahora, el corpus poético de Juan Matos. Las voces que hablan en Temblor de espejos se reconocen en ese ir y venir de la visión memorial contra el olvido. Las señales de este Opus significante instruyen, inducen a un lector que de pronto asume también este “nuevo arte de trovar” y de extender el vínculo que nombra y se construye como mundo del poeta. Y así, en la primera etapa de este representamen que es Temblor de espejos, se tejen la socialidad y la poeticidad en un abrazo creacional que toma en cuenta la vuelta y la salida de un mundo en el cual se vive con la cardinal del vestigio y las formas de una clave de esperanza y travesía de sentido.

En efecto, los fondos metafóricos y metonímicos del poema que se abre en estas etapas bioliterarias de Juan Matos crean una expansión del significado y la sustancia de la escritura; lo que genera entonces un puente entre el exilio y el regreso del poema motivado también por circunstantes de tiempo y espacio. Mirada y escritura que se complejizan en el enmarque de una lectura plural y en una modernidad plural.