Gregorio Luperón en traje civil.

Aunque los estudiosos de la vida y obra de Luperón  han destacado, con especiales relieves, sus hazañas de paladín militar, que descolló en  la guerra restauradora con singulares dotes de entereza y genio combativo enfrentando las huestes españolas lo mismo que se convirtió en el principal adversario de Buenaventura Báez durante el sangriento sexenio tiránico encarnado por el caudillo azuano, entre 1868 y 1874, existe en su periplo vital  otra faceta, muy poco conocida como no menos importante, que merece estudiarse con especial interés: nos referimos a su perfil internacionalista y diplomático.

Aunque en este aspecto, los logros más resaltantes fueron los obtenidos cuando le correspondió asumir nuestra representación en Europa, en las décadas finales del siglo XIX, a lo cual nos referiremos en lo adelante, un estudio sereno de su biografía permite identificar actuaciones tempranas en que se hicieron manifiestas su perspicacia, capacidad negociadora y alto sentido de respeto al derecho internacional.

1.- Hábil y duro negociador durante la guerra restauradora

Ya en plena conflagración de la guerra restauradora, se manifestaron en Luperón altas dotes negociadoras. El temible Brigadier Buceta, cuyas tropas, pesar de la superioridad numérica y militar, iban sufriendo de día en día el asedio inmisericorde de los aguerridos restauradores, manda emisarios ante Luperón con el propósito de negociar la rendición y entrega de la Fortaleza San Luis.

Era sobradamente conocido de Luperón, que  Buceta no tenía entre sus dotes la sinceridad ni la franqueza y que, antes bien, era de carácter taimado y cínico, sinuoso en extremo. Y es por eso que envía como sus emisarios a cuatro hombres de su entera confianza, dotados por demás de elevadas virtudes y capacidades, como fue el caso de Pablo Pujols, Ulises Francisco Espaillat,  Pedro Francisco Bonó y Ricardo Curiel.

Buceta, por su parte, utiliza como emisario al Padre Charbonneau, de quien tampoco se fiaba Luperón, hasta el punto de recomendar a sus comisionados no dejarse impresionar por sus “sermones caprichosos y pulidos”. Sabía que en el fondo  no había recta intención en sus adversarios para arribar a  un trato justo y noble, y que más bien lo que procuraban era tomar aliento para reiniciar con más brío sus acechanzas y hostilidades.

Con el paso de los días, se hizo evidente que los recelos de Luperón estaban más que justificados, pues mientras la negociación estaba en marcha, los soldados restauradores recibieron los ataques inmisericordes en el cantón de Marilopez y es entonces, cuando sintiéndose burlados los  restauradores en su buena fe, inician persecución tenaz contra Buceta y sus soldados.

2.- Luperón y un caso de  defensa del asilo político durante sexenio dictatorial de Buenaventura Báez (1868- 1874).

Durante el sexenio dictatorial de Buenaventura Báez (1868-1874), que Luperón combatió frontalmente, se produjo un episodio en que se hizo manifiesta la  defensa la defensa de este del derecho de asilo. Preciso es contextualizarlo brevemente.

Tras la caída del presidente Fabbré Geffrard en Haití, quien tras derrotar a Soulouque en 1858, había asumido las riendas del poder en el vecino país, asume el poder a mediados de junio de 1867, su adversario el general conservador Silvain  Salnave, quien había desarrollado una alianza tácita con los baecistas.

En tales circunstancias pasaron a ser opositores los liberales de ambos países, pues Salnave devino en soporte eficaz de los baecistas exiliados, a quien les facilitó armas y respaldo, contribuyendo de este modo, en gran medida, a la caída del régimen de Cabral.

Pero acontece que Salnave fue derrocado en las postrimerías de 1869 por el general Nissage Saget y sus seguidores. Saget se convertiría entonces, en aliado de los liberales que combatían a Báez. Salnave, perseguido en Haití, procura salvar la vida huyendo hacia la República Dominicana, donde aspiraba a encontrar protección de su amigo el presidente dominicano, pero es interceptado por los revolucionarios, quienes les asedian hasta darle alcance en las cercanías de Neyba y lo entregan a Salnave, quien había ofrecido por su cabeza una recompensa de cinco mil pesos de entonces. Es en tales circunstancias que se produce su fusilamiento.

Aunque se tratara de un consabido enemigo, Luperón entendió que con este hecho se violentaban de forma flagrante los más elementales principios del derecho de asilo y con ello el  derecho internacional, razón por la cual, en fecha 2 de marzo de 1870, desde Cabo Haitiano, lanza una firme protesta, en los siguientes términos:

Una religión política, de la que jamás he renegado, me coloca hace tiempo en oposición con todas las traiciones”. Señalaba que tales convicciones le llevaron a combatir tanto a Báez como a  Salnave, y es por ello que celebraba el ascenso al poder del general Saget. No obstante, señalaba: “en medio de ese triunfo espléndido, en medio de esa regeneración tan favorable a los intereses y creencias del partido nacional, descuella un hecho que mancharía mi honra y la de mis conciudadanos si una protesta enérgica y categórica no se levantara contra él”.

Y tras describir las complejas circunstancias en que resultó fusilado Salvane, su enemigo, expresa: “…de este modo, el general Cabral ha violado profundamente el sagrado derecho del asilo, el respeto a la neutralidad territorial, y lo que es mucho peor, ha mancillado para siempre el honor militar de nuestros valientes neyberos, haciéndoles aceptar ¡oro por sangre!

Y concluía: “Yo protesto, pues, una y mil veces, contra tan vergonzante acto; protesto como general dominicano, como hombre de honor…en nombre de mi patria que le desconoce y reprueba; y protesto tan alto, para que el mundo en general y el pueblo haitiano en particular estén entendidos que el general José María Cabral es el único responsable ante el porvenir de semejante hecho”.

3.- Luperón, diplomático en Europa

La etapa concreta y definitiva del Luperón internacionalista y diplomático, vendría tras el ascenso al poder de los gobiernos azules. Fueron dos momentos de duración efímera pero  intensos en realizaciones.

El 11 de noviembre del 1878, partió hacia  Saint Thomas y de ahí a Guadalupe como camino para arribar a Paris. Eran los días  difíciles en que Luperón se había convenido en protector de los antillanistas emigrados, entre los que descollaron entonces  dos luminarias ilustres como lo  fueron Eugenio María de Hostos y el Doctor Ramón Emeterio Betances.

Ya para entonces,  en sus “Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos” deploraba que después de  tres décadas de vida independiente “…no se hubiesen celebrado tratados de amistad, comercio y alianza con las repúblicas hermanas de nuestra propia raza, de nuestro mismos antecedentes “…con los cuales tenemos analogía de pasado, de presente y porvenir”.

El  1 de abril del 1879, asiste en París a un banquete al cual concurre Víctor Hugo lo mismo que con León Gambetta, gran estadista francés y héroe de la guerra franco- prusiana. Presidia Víctor Hugo los banquetes abolicionistas contra la odiosa institución de la esclavitud. El 13 del mismo mes y año de 1879, es aclamado Presidente de Honor de las Sociedades Salvadores del Sena y Salvadores de Francia, París.

Allí trabaja en concierto con el Doctor Ramón Emeterio Betances, referente del antillanismo sin fisuras“. Expresaba entonces: “…El Dr. Betances y yo nos esforzamos en dar significación a nuestras pobres Antillas tal mal conocidas por acá y peor representadas no perdemos el tiempo. Trabajamos y quizá con provecho, porque el terreno se presta. Juntos con el Señor Torres Caicedo y todos los Ministros Plenipotenciarios de las repúblicas latinoamericanas, los hombres más ilustres de américa que residen aquí y varias personas muy notables de esta capital del mundo civilizado, hemos formado una sociedad “ Latino-americana” .Sus bases son hacer conocer la América Latina en este viejo mundo, sus instituciones, sus hombres y sus esfuerzos por la civilización, aproximar más y más la Europa  y la América por sus cambios de ideas, de amistad y de toda suerte de relaciones ; hacer desaparecer algunas rancias prevenciones contra las repúblicas del nuevo mundo ; evitar a estas  los conflictos  que muchas veces se les presentan, y, poder, en fin, importar lo bueno de aquí para allá”.

Y Agregaba, escribiendo entonces a un amigo:

Ya ve Usted que Santo Domingo no ha quedado sin representación en estos centros de trabajo por la libertad y por la civilización, es decir, por el  bien del género humano”.

Pertenece a la sociedad Amigos de la Paz, de París, integrada por los hombres más notables del Viejo Mundo, y en su seno labora por la mediación de Alemania, Inglaterra y Francia en la guerra de Chile, Perú y Bolivia.

Al producirse la caída de Cesáreo Guillermo, presidió Luperón en Puerto Plata un gobierno provisorio- entre el 7 de octubre de 1879 y septiembre de 1880. Fue Federico Lihtgow su Ministro de Relaciones Exteriores. En ese momento destacan un conjunto de medidas destinadas a ahondar en el afianzamiento de nuestros vínculos bilaterales, entre los que destacan el restablecimiento de relaciones con Haití, designación de un cónsul general en Washington; enviados extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios en varios países de Europa, como es el caso de Francia, Holanda, Bélgica y Alemania

Designa el 15 de enero de 1880  al Dr. Santiago Ponce de León como Cónsul General en Caracas y le encomienda gestionar  la firma de un tratado de alianza con”  el noble pueblo venezolano”; nombra al Señor Chery Coen Cónsul General en Puerto Príncipe y al Señor T.M William Cónsul particular en el Cabo.  Adopta, además, otro conjunto de medidas encaminadas al afianzamiento de nuestros vínculos bilaterales, los cuales tenían entonces un énfasis marcado en lo consular.

Entre estas cabe destacar, entre otras:

-La autorización a nuestro  Cónsul en Londres para que hiciese ingresar  a la Republica Dominicana en la Unión Postal Universal adhiriéndose a dicho tratado; dio credenciales al Señor Alfred Paz ante el presidente francés Jules Grevy, quien acepto ser árbitro en nuestras diferencias con los países bajos; designa a  J.W. Kuck Ministro Plenipotenciario para ratificar el tratado de amistad y comercio celebrado a la sazon con el Imperio Alemán lo mismo que  reanudó relaciones con la Santa Sede Para y  propició un Tratado de Paz con Venezuela.

A partir del 1 de septiembre de 1880, inicia su bienio presidencial el entonces sacerdote y uno de los líderes del partido azul, Fernando Arturo de Meriño. En dicho periodo fue aún más destacada y notoria la labor diplomática e internacional de Luperón.

En el mes de Diciembre del 1881, es recibido por el Presidente de Francia, Grevy, y por el Presidente del Consejo de Ministros, León Gambetta, con quien entabla amistad, como ya se indicara anteriormente. Fija su residencia el  29 de diciembre del 1881, en la casa número 8 de la Place de la Madalene.

Desde allí, extendió con generosidad socorro y protección a cuantos exiliados llegaban de las Antillas, asediados por la persecución de las autoridades españolas. Por ejemplo, el 30 de diciembre del mismo año de 1881, escribe Betances a Rafael María Labra, indicándole:

Un hecho increíble: de Madrid se ha escapado un cubano, Flor Crombet, hacendado muy conocido en Santiago de Cuba.  Ha llegado aquí sin un centavo, como era natural.  Pues no ha podido reunir, entre riquísimos cubanos que viven en París, con que pagar pasaje de tercera clase para ir a vivir a una tierra caliente.  Un dominicano, el General Luperón, y un puertorriqueño, son los que se han dolido de su desgracia”.

En fecha 23 de febrero del 1882, recibe comunicación oficial del gobierno dominicano, indicándole que el mismo ha  resuelto “utilizar la permanencia en Europa de un dominicano de las esclarecidas dotes y honrosos antecedentes” de Luperón, para invertirle con el carácter Plenipotenciario y Enviado Extraordinario cerca de los Gobiernos de Francia, Bélgica, Países Bajos, Inglaterra, Austria, Hungría, Italia, Dinamarca, Rumanía, Alemania, Suiza y la Santa Sede, con el objeto de celebrar tratados o reformar los ya existentes entre la República y los Gobiernos citados.

El 1 de marzo de 1882, recibe una invitación formal del gran escritor Víctor Hugo, quien le ofrece una recepción. Y ya el 15 de mayo de 1882, le encontramos en Londres. Se hospeda en el Longham Hotel y es recibido por Lord Granville, Ministro de Relaciones Exteriores.

El 17 de mayo del 1882, es presentado a S. M. la Reina de Inglaterra, por Lord Granville.  Escribe Luperón al respecto: “Contra la regla observada rigurosamente en esta Corte de Saint James, he sido recibido con excesiva benevolencia… Tanto S. M.  la Reina como sus Ministros me han manifestado su mejor simpatía por la República… En el Palacio de Windsor, donde he sido presentado a la Reina y a su Corte, se nos ha servido una comida exquisita y me han colocado entre la Reina y Lord Granville; después, la Reina mandó a su Secretario privado con su Álbum de Memorias para que yo escribiera en él mi nombre, el día de mi nacimiento y la fecha de mi visita… Después Lord Granville me dio su brazo y me enseñó todo el Palacio, sus riquísimas galerías, sus departamentos y cuánto hay de más rico y grande en Londres…”.

El 19 de mayo de 1882, se entrevista con Lord Granville para tratar el objeto de su misión en Inglaterra. El  22 de mayo, es invitado por el Príncipe de Gales a una soirée; y por la Reina victoria a un evening party en el Palacio de Buckingham.

El 23 de mayo sale de Londres hacia París. En mayo 27, gestiona con el Mr. Blondet la inclusión de la República en una red de cables proyectada entre España y la América Continental. El 31 de mayo, sale de París hacia Dinamarca. El 3 de junio de 1882, llega a Copenhage, Dinamarca. En junio 9, llega a Malmo, Suecia.

El 11 de junio, de nuevo en Copenhague es recibido por S. M. el Rey de Dinamarca en el Castillo de Bernstorff y presentado a la Reina. Los Reyes le obsequian con una comida en la que asisten, además, el Ministro de Relaciones Exteriores y altos dignatarios de la Corte. En junio 14, llega a Hamburgo. El 17 de junio, llega a Viena, vía Berlín.

En junio 21, el Instituto Protector de la Infancia de París, del cual es Presidente de Honor, le invita a una Asamblea general.

El 24 de junio escribe en Viena: “Hoy he sido recibido por S. M. el Emperador, y presentado por él a su familia y a su brillante Corte, que me ha acogido con mucha benevolencia”.

En junio 26, sale para Berna, Suiza. El 2 de julio de 1882, en París, procedente de Berna, donde se entrevistó con el Presidente de Suiza. En julio 3, suscribe una Convención de Arbitraje entre la República y El Salvador, concretada por el Dr. J. M. Torres Caicedo. (Esta fue la primera Convención de Arbitraje, americana, para resolver las cuestiones internacionales. Tuvo grande repercusión en Europa y América por su altísimo significado y por los procedentes sentados.)

El 15 de agosto, en París, suscribe en nombre de la República un contrato con el ciudadano francés Paul Blondet para el establecimiento del Banco Nacional de Santo Domingo.

El 9 de septiembre de 1882, firma en París, en nombre de la República, un Tratado de amistad, Comercio y Navegación con Francia. Recibe la Cruz de Oficial de la Legión de Honor,  la más alta distinción que  concede el Gobierno de Francia.

En septiembre 19 sale de París hacia su patria. El 6 de octubre de 1882, llega con su familia a Saint Thomas, con una inmensa cantidad de logros diplomáticos en su haber. Finalizaba ya el bienio de Meriño, que dio paso a Ulises Heureaux, protegido de Luperón, y quien andando el tiempo, se convertiría en su jurado enemigo y quien, sabiéndole vencido, va en su búsqueda a Saint Thomas, en 1897.

La historia no podrá precisar si verdaderamente lo hizo para cumplir un deber postrero ante su viejo protector o como forma de comprobar que él mismo no era más que una sombra, vencido sin piedad por un cáncer fulminante.