Nuestro país acaba de transitar por un momento estelar al celebrar el pasado 5 de julio un proceso electoral sin precedentes en su vida democrática: unas elecciones presidenciales y congresuales en medio de una pandemia global, el CORONA VIRUS o COVID-19, del cual podríamos decir que esta vez la Junta Central Electoral, después del fracaso electoral del mes de febrero, salió airosa de esta prueba y sin traumas que lamentar.

En ellas fueron electos el Presidente y la Vicepresidente de la República, así como los senadores y diputados al Congreso Nacional.

En nuestras vidas, los que hemos participado en diferentes contiendas: políticas, deportivas, profesionales o gremiales; que hemos triunfado y mordido el polvo de la derrota, independientemente de cuales fueran las causas, debemos ser humildes en la victoria y reflexivos en la derrota.

En la victoria debemos ser sumamente prudentes, equilibrados y respetuosos de nuestros contrincantes; nunca actuar con arrogancia ni prepotencia, pues la misma no es definitiva, más, cuando en ella incidieron factores atípicos que difícilmente vuelvan a repetirse en una próxima contienda electoral, como los fueron la propia pandemia del Covid-19, así como la participación decisiva de los distintos poderes fácticos.

Las personas que van a ocupar cargos públicos deben tener siempre presente que al Estado se va a servir, no a servirse; que no deben cometer los mismos errores que tanto criticaron desde la oposición a los que van a dejar el poder; que mientras más alta sea la posición, con más vocación al servicio y humildad se debe actuar, y estar siempre preparados para la salida, pues los que ocupan una posición en el gobierno, lo único seguro que se tiene es la puerta para la salida, la cual debe hacerse con dignidad y decoro, con la frente en alto y satisfecho del deber cumplido.

Hay que tener presente, además, que con la misma vara que fueron medidas las autoridades y funcionarios del gobierno que concluye el próximo 16 de agosto, con esa misma serán medidas dentro de cuatro años las que asuman las nuevas funciones en el próximo gobierno, si no cumplen con sus promesas y con las exigencias sociales, pues los sectores de la clase media y alta, sobre todo los jóvenes de todos los países del mundo, cada día son más exigentes demandado bienes y servicios, justicia, transparencia y rendición de cuentas; buena gobernanza, seguridad ciudadana, régimen de consecuencia; que sean tomados en cuenta, entre otras; están muy actualizados pues tienen acceso y un gran dominio de las informaciones.

Los jóvenes de hoy a nivel global, tienen un gran poder de convocatoria para protestar pacíficamente, pues están muy bien conectados a través de las llamadas redes sociales, herramientas que han contribuido en algunos países al derrocamiento de gobiernos legítimamente constituidos, sin hacer un solo disparo y sin lanzar una piedra.

En cuanto a la derrota, debemos ser totalmente reflexivos y críticos, buscar y analizar las causas y los distintos factores que incidieron en la misma, reconocer los errores y las fallas cometidas para tratar de corregirlas y evitar volver a repetirlas en una próxima competencia. Ojala que así sea.