Me encontraba el miércoles recién pasado con mi nieto en su práctica de baloncesto cuando mi hijo mayor me llama y me da la noticia de que cancelaron a Alberto. Él estaba muy apenado y sobre todo, le parecía algo increíble.

Alberto un músico de principios. Es íntegro, con una trayectoria de vida incuestionable. Con una familia ejemplar. Sin tener una doble vida. Transparente.

Es tan transparente, que me parece infantil, ingenuo.

Dirán que me refiero a él por lazos familiares. Sí, es mi primo hermano. Aunque por razón de edad esté más cerca de mi hijo que mío, pero eso no me quita el derecho de valorarlo más que como músico, como persona, como ser humano.

Los trabajos, a menos que sean en una propia empresa, no nos pertenecen, pero el Estado es de todos. Me parece que no debe tener banderas políticas a la hora de nombrar un empleado público si tiene las condiciones necesarias, si cumple con los requerimientos para desempeñar un buen papel.

Si no se tiene en cuenta la preparación de una persona y solo se mira por quien fue nombrado, voy a repetir lo que escribiera el Sr. Miguel Guerrero en un tuit al comentar sobre la cancelación de Alberto: “entonces estamos jodidos”.

Alberto es una de las pocas personas que trabajaba y los frutos se han visto. Es increíble que luego de tantos logros alcanzados una simple carta lo mande a la…

Las personas serias no tienen cabida en algunos gobiernos, más si están rodeados de personas quienes tienen colita que pisarle.

Alberto sí es mi primo, pero lo veo no como el músico, ya que sus resultados están ahí, sino como el familiar. Me parece verlo llegar a mi casa con su esposa e hijos a ver a mi mamá, su tía, con una paz y un candor propio de las personas buenas.

Alberto no tiene una vida paralela, su norte es su familia. No tiene segundas bases pues el hogar en donde creció no le dio esa lección ni se lo dejó de herencia.

Mi hijo en una oportunidad le dijo que el Estado no es como él se lo imaginaba, que es cruel y que no valora. Él recordará eso.

Creo que de las pocas personas que se puede ir con la frente en alto es él, por el deber cumplido, porque no fue a sentarse a un escritorio, no fue un come cheque, no fue a hacer bulto, como decimos. Fue a realizar una labor. Lo hizo con pasión, con amor, aunque el salir con la frente en alto no deja de producir un dolor inmenso en el corazón porque cuando se pone alma y corazón en un trabajo, cuando se ha caminado por el buen camino y se es maltratado, solo queda pena y tristeza.

No he conversado con él, no sé qué decirle. Mi solidaridad con Alberto, con Raquel, con sus hijos. Que sigan siempre por el camino del bien. Con su fe en Cristo como hasta ahora. Que sigan siendo ejemplo de familia cristiana.

Es de mucho valor el que Alberto pueda caminar por cualquier camino sin que sea señalado. Que no tenga temor de encontrarse con nadie porque está en acciones que no se corresponde con una persona que valora a su familia. Que no tenga que tener encuentros furtivos en cafecitos y luego dar la impresión de persona seria.

Alberto, tu papá desde el lugar en que esté, así como tu madre, tus hermanos, toda la familia, tu comunidad religiosa y la sociedad en sentido general, nos sentimos orgullosos de ti.