SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los vientos del Sahara mueven anualmente más de cien mil toneladas de polvo que nos llegan en forma de nubes cargadas de contaminantes como virus, bacterias, hongos, esporas, pesticidas, hierro, plomo, mercurio, etc. que ingerimos e inhalamos debilitando los sistemas gastrointestinal y respiratorio.

El Dr. Eduardo Ogando, epidemiólogo  y profesor del Springfield College y exdocente de la UASD, apuntó que esta vez “gracias al uso de mascarillas como herramienta por excelencia para evitar el contagio con coronavirus, el impacto negativo a la salud que los polvos saharianos tendrán este verano deberá ser menor que en años precedentes”.

"En las personas y poblaciones con educación para el uso de mascarillas, y donde los gobiernos proporcionen ese recurso de forma gratuita, los polvos del Sahara no agravarán la situación sanitaria debido a que el tamaño de las partículas de polvo sahariano mide entre 10 y 100 micras (no atraviesan las mascarillas)”, escribió Ogando.

Las partículas observables a simple vista son mayores de 40 micras. (como referencia el diámetro de un cabello humano es 80 micras).

El experto advierte que ese polvo disminuye la capacidad respiratoria y la respuesta inmunitaria, haciéndonos más vulnerables a enfermedades tales como covid-19, bronquitis, bronquiolitis, asma, enfisema, catarro común, alergias, conjuntivitis, dermatitis lo que, en definitiva, aumenta la tasa de mortalidad.

“Como mal de muchos es consuelo de tontos, vale indicar que compartimos ese infortunio con todos los países ubicados (…) desde el sur de la Florida hasta Colombia, Venezuela, Suriname, Guyana y Bahamas; República Dominicana. Haití, Cuba, Puerto Rico y Jamaica. Estas son las naciones que reciben los primeros impactos de esa nube de polvo que inicia en el norte de África y usa como vehículo los vientos este-oeste”, recordó Ogando

LA NATURALEZA ES SABIA

Los contaminantes que penetran a nuestro cuerpo por boca, nariz, ojos y piel, es proporcional a nuestra foresta y a nuestra pluviometría. Regiones y ciudades con mayor cantidad de árboles y donde más llueve serán las menos afectadas.

Cada rama y cada hoja de un árbol está especializada para atrapar esas partículas nocivas evitando que lleguen a nuestros hogares. Días más tarde, la naturaleza enviará un formidable e invencible ejército de gotas de agua a completar el trabajo sucio. Toda partícula de polvo con todos sus contaminantes será arrastrada sin piedad hacia los ríos, manto freático, lagos y océanos.

Vale entender que la naturaleza es sólo una; el planeta es piso, techo y paredes de todos los seres vivos y único patrimonio de las generaciones futuras.

Lo que sucede en el desierto de Sahara o en cualquier parte del mundo es un problema global que afecta o afectará a todos. “Personas que arriesgan sus vidas defendiendo a la naturaleza hacen lo correcto”, subrayó Ogando.

CULTURA DE LA ESCOBA. PARTÍCULAS TAMBIÉN SE INGIEREN

Existe el riesgo de que las partículas grandes sean ingeridas mientras comemos, derivando en problemas gástricos e intestinales. En consecuencia, se recomienda incrementar la higiene del cuerpo y del hogar, especialmente romper con la cultura de la escoba para barrer.

"Por ignorancia sanitaria en hogares dominicanos se usa la escoba para barrer; las escobas están fabricadas para barrer patios, para basuras grandes como hojas de árboles; el polvo se combate con aspiradoras o con agua (el suape mojado recoge todo el polvo y lo ahoga en la cubeta). No es necesario (ni saluidable) barrer antes de pasar el suape; cuando uno barre el polvo flota y una parte será inhalada; otra volverá a posarse en muebles, utensilios y pisos minutos más tarde", apunta.

"He sido testigo en mi país -relató el epidemiólogo- de ver a comensales en un restaurante comer la tierra que traen las suelas de sus zapatos. Si no lo ha visto usted, esté pendiente cuando visite un restaurant: vendrá una empleada a barrer mientras usted está comiendo. El polvo flotará y aterrizará en su plato".

Las mascarillas para evitar la covid-19 tienen el plus de evitar la contaminación con los virus, bacterias hongos, plomo, mercurio, polen y otros contaminantes presentes en las partículas de polvo de la región sahariana del continente africano, reiteró.