El tema de las deportaciones y la presión norteamericana y de Naciones Unidas para que las suspendamos se ha convertido en asunto que ha acaparado nuestra atención. Estas proceden y son necesarias, pero hay muchas preguntas sobre las cuales aún no tenemos respuestas.

Sabemos que nuestro canciller ha dicho que no tenemos plan alguno para establecer campamentos de refugiados haitianos, pero Palacio Nacional no ha negado que haya recibido presión para que se establezcan. ¿Se recibió una solicitud en ese sentido? ¿De cuál país? ¿Cuándo? Sabemos que en uno de los gobiernos de Balaguer se recibió esa solicitud, pero no sabemos si eso ha sido repetido ahora.

CNN y Prensa Asociada reportaron desde Puerto Príncipe que UNICEF, el organismo de Naciones Unidas que defiende la niñez, declaró que más de mil niños haitianos habían sido deportados sin estar acompañados por sus padres. Nuestras autoridades de Migración lo han negado, pero ese departamento carece de credibilidad. La vicepresidenta de la República declaró que hablaría con UNICEF en Santo Domingo sobre el asunto, pero lo que salió fue una declaración de que CONANI en lo adelante cooperaría con UNICEF. La representante de UNICEF en Santo Domingo aclaró este viernes que CONANI y UNICEF tratan de determinar dónde más conviene la reunificación familiar entre niños y sus padres, si en Haití o Republica Dominicana.

Con relación a la prohibición de exportación de azúcar y sus derivados por parte del Central Romana al mercado norteamericano no sabemos si esa decisión es apelable ante las cortes o si un cabildeo eficiente por parte de la empresa y del gobierno dominicano podría lograr un cambio. Desde enero de este año sabemos sobre la demanda por parte de congresistas norteamericanos, pero aparentemente no se logró impedir la decisión, a pesar del reporte de 22 páginas de junio publicado en el portal de la embajada y de la posterior visita de congresistas quienes estuvieron en los ingenios.

Persiste la noción de que gobiernos extranjeros buscan “unificar” la isla. Esa fue parte de la campaña electoral de Balaguer contra Peña Gómez en 1994. En ese entonces el canciller Juan Arístides (“Títole”) Taveras Guzmán negó que Estados Unidos, Francia o Canadá hubiesen presentado un proyecto de fusión. Enfatizó que dicha “fusión” no había sido planteada ni en la cancillería ni en forma escrita mediante nota diplomática.

Posteriormente uno de los hijos de Vincho Castillo dijo que Naciones Unidas en su obra “Mission to Haiti” desde 1949 había planteado la migración haitiana hacia Santo Domingo. Sin embargo, lo dicho en ese texto en su página 12 es: “La misión recomienda que se dé seria consideración a la posibilidad de estimular la emigración como medio de aminorar la fuerte presión poblacional. Existe en la órbita general del Caribe países poco poblados cuya población es principalmente de la misma raza que la de Haití y que han hecho saber su disponibilidad y deseo de recibir emigrantes con qué desarrollar sus recursos naturales. La emigración desde Haití debe preferiblemente tomar la forma de trasladar unidades familiares enteras desde área agrícolas sobrepobladas para su traslado permanente en el país donde emigrarían, en contraste con las emigraciones estacionales que han tenido lugar en el pasado”.

Obviamente Naciones Unidas no se refería a República Dominicana, sino a países como Guyana y Surinam donde apenas las costas están pobladas. Ahora que ha aparecido petróleo en ambos países las perspectivas de migración hacia allí lucen ser más probables.