El filósofo coreano Byung-Chul Han en su libro “La desaparición de los rituales”, publicado en el mes de junio del 2020, sostiene que los rituales transforman  el “estar en el mundo”  en un “estar en casa” y hacen del mundo un lugar más confiable y habitable. Los rituales dan estabilidad a la vida.

Considerando los rituales como “prácticas o actos simbólicos” que cohesionan la sociedad, lamenta que en el mundo de hoy se observa una carencia de rituales, llegando a considerar esta tendencia como  una de las patologías del presente. Su desaparición progresiva tiene como consecuencia el desgaste de la comunidad y la desorientación del individuo.

Refiriéndose al momento actual el filósofo coreano dirá que “la crisis del coronavirus ha acabado totalmente con los rituales. Ni siquiera está permitido darse la mano. El distanciamiento social destruye cualquier proximidad física. La pandemia ha dado lugar a una sociedad de la cuarentena  en la que se pierde toda experiencia comunitaria”.

En la medida que las personas de todo el mundo  deben deshacerse de los apretones de manos, los abrazos y los besos por temor al el contagio del COVID-19, Námaste se ha convertido en el ritual (saludo) perfecto en medio de esta pandemia.

Este ritual expresa una entrega del corazón. Se manifiesta juntando las manos a la altura del corazón con una pequeña inclinación de cabeza. A una distancia prudente. Un gesto de respeto. Un gesto sincero. Y sin tocarse.

Ya en esta posición atenta y reflexiva se dice la palabra “Námaste” que significa: "Me inclino ante la divinidad que hay dentro de ti desde la divinidad que hay dentro de mí", procurando que el otro la escuche y pueda repetirla como un deseo de bienestar para el otro.

Aplicándolo al momento presente este ritual genera una conexión espiritual  con los otros en medio de esta crisis sanitaria en la que debemos evitar el contagio conservando la distancia social sin sentirnos privados del calor humano de los otros.

Aunque el término Námaste  proviene del sánscrito y es usado por los maestros de yoga para saludar y despedirse de sus alumnos en sus clases, no es necesario ser hindú, budista o practicar el yoga para saludar usando con esta palabra. Es el reconocimiento de nuestra humanidad compartida. Es una expresión sincera de fraternidad, compasión y solidaridad.

Deepak Chopra, médico, escritor y conferencista mundial,  presenta una definición similar en su podcast "The Daily Breath with Deepak Chopra": "námaste" significa "el espíritu en mí honra al espíritu en ti" y "lo divino en mí honra lo divino en ti".

Námaste no es necesariamente un ritual/saludo religioso. Es la expresión de una  sincera vinculación humana. En tiempos de tristezas y alegrías. Cuando te inclinas ante otra persona, estás honrando algo sublime en ella y algo sublime en ti.

En momentos en que desde la Organización Mundial de la Salud, OMS, se recomienda dejar fuera cualquier todo tipo de abrazo o beso,  choque de pies o de codos, chocar los cinco en el aire  y todos los saludos que rompan con la mínima distancia interpersonal, el Námaste constituye un ritual aséptico, humano, espiritual y seguro que bien puede  incorporarse al protocolo sanitario para evitar el contagio del COVID-19.

Ahora cuando el  COVID-19 hiere, aterra y somete a la “soledad” al pueblo dominicano hagamos del Námaste un compromiso nacional. Un compromiso educativo. Un compromiso político. Un compromiso económico. Un  compromiso social. Un compromiso gubernamental.

Hagamos de námaste un estilo de vida individual y colectiva. En estos momentos de sufrimiento e incertidumbres que nadie quede abandonado a su suerte. Es tiempo de una democracia sintiente. Es tiempo de Námaste. ¡Para todos!