El colapso de FTX dejó aturdido al ecosistema cripto. Los precio de las principales criptomonedas cayeron a mínimos impensados desde hace dos años y muchos suponen un caída aún mayor que podría dejar K.O. a Bitcoin.

La semana pasada, el 9 de noviembre, el precio de Bitcoin registró un nuevo mínimo anual por debajo de los 15.500 dólares. Esto significa un 77,5% menos que el máximo registrado un año antes, que fue de 69.000 dólares el 10 de noviembre de 2021.

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¿Puede considerarse que semejante pérdida en apenas 12 meses es un síntoma de que el proyecto Bitcoin está fracasando? La verdad es que no, porque en el pasado han ocurrido cosas incluso peores.

Veamos…

¿Es la caída de Bitcoin algo nuevo?

A mediados de diciembre de 2017, el precio de Bitcoin experimentó la primera alza extraordinaria: se disparó hasta los 20.000 dólares, marcando lo que entonces era un nuevo máximo histórico.

Ese precio fue el resultado de una burbuja especulativa realmente grande que había comenzado a formarse en diciembre del año anterior, llevando el precio de 1.100 dólares a 20.000 dólares en menos de doce meses.

Al año siguiente esta burbuja estalló, y el precio del Bitcoin en diciembre de 2018 había caído a 3.200 dólares. La pérdida desde el anterior máximo histórico fue del 85% en unos doce meses.

Aunque durante el año siguiente, en 2019, el precio volvió a subir, no fue hasta finales de 2020 cuando volvió a los 20.000 dólares.

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Así que un -85% en el año posterior a la burbuja no fue suficiente para llevar a la quiebra el proyecto Bitcoin, pero tardó tres años en volver a los máximos tocados en el pico de la burbuja.

El desplome del 77,5% registrado entre el 10 de noviembre de 2021 y el 9 de noviembre de 2022 se parece mucho al de 2018, aunque solo sea por la duración casi idéntica. Además, se produjo a niveles de precios tres veces y media superiores:

Con más razón no puede considerarse una señal de fracaso.

 

El precio de Bitcoin: ¿está más cerca de una nueva subida o seguirá cayéndose?

En este sentido es importante no asumir que el colapso ha terminado y que el precio de bitcoin ha tocado fondo (aunque algunos expertos lo afirmen).

La duración de este invierno cripto podría sugerir que el mercado bajista estaría llegando a su fin, sin embargo, el hecho de que se detuvo “solamente” en el -77,5% mientras que el de 2018 llegó al -85%, puede insinuar una posible continuación.

De hecho, algo similar ya había sucedido en 2014, tras la enorme burbuja especulativa de 2013 que llevó el precio de 13 a 1.100 dólares.

En ese caso, el desplome duró catorce meses, desde noviembre de 2013 hasta enero de 2015, y siempre terminó con un -85% desde los máximos anteriores.

Estos datos sugieren que el actual desplome de 2022 también podría continuar, durante unas semanas o meses, y quizás terminar en 11.500 dólares, o un -85% desde el anterior máximo histórico de noviembre de 2021.

Sin embargo, 2021 fue diferente de 2017, y 2013, por lo que 2022 también podría ser diferente de 2022 y 2014.

Hay que recordar que este aparente ciclo de cuatro años sigue el ciclo del halving de Bitcoin, que ocurre precisamente una vez cada cuatro años aproximadamente.

La caída de mayo y la hipótesis del fin del invierno cripto

Hay otro elemento que parece apoyar la hipótesis del fin del colapso. Desde el sábado 5 de noviembre hasta el miércoles 9 de noviembre, el precio de BTC se desplomó de 21.000 dólares a 15.500 dólares. Es decir, perdió un 26% en el espacio de cuatro días, debido la quiebra de FTX.

Algo similar había ocurrido en mayo, con la implosión del ecosistema Terra. Entre el 5 y el 12 de mayo se produjo un desplome del 25% que duró toda una semana.

A continuación se produjo otro desplome del 39% entre el 9 y el 19 de junio, debido a la quiebra de Celsius, Voyager y 3AC.

El desplome de principios de noviembre recuerda al de mediados de mayo y, en este momento, puede parecer incluso que ha terminado. Queda por ver si habrá o no otro.

El colapso de junio fue inesperado. El de mayo y el de noviembre también lo fueron, pero por razones diferentes.

El de mayo afectó a una plataforma descentralizada de alto riesgo. Aunque era colosal, se sabía que era un ecosistema de alto riesgo.

En cambio, el de junio involucró a una plataforma centralizada regulada que a muchos les pareció robusta y de bajo riesgo. Aunque el fracaso de Celsius fue consecuencia directa de la implosión de Terra, resultó totalmente inesperado.

Lo mismo puede decirse del fracaso de FTX, que se produjo de forma totalmente inesperada. Sin embargo, ahora todo el mundo espera que se produzcan algunos fallos en cadena, hasta el punto de que, si se produjeran, serían cualquier cosa menos imprevistos.

En otras palabras, es posible que con el colapso de estos días el mercado ya haya puesto en precio el riesgo de más fallos en cadena.

Predicciones a largo plazo

En los mercados de criptomonedas, estos sucesos rápidos y dolorosos no deberían considerarse en absoluto una excepción. Y dado que a largo plazo la macrotendencia sigue siendo sustancialmente positiva, sería incorrecto considerar tales colapsos como síntomas de un fracaso inminente.

Por el contrario, se cometió un error similar tanto en 2018 como, especialmente, en 2014/2015, cuando mucha gente dio a Bitcoin por condenado.

Si a largo plazo Bitcoin ha sobrevivido a colapsos como el de 2014/2015, cuando el precio cayó de 1.100 a 170 dólares, es difícil imaginar que no sobrevivirá al colapso de 69.000 a 15.500 dólares en 2022.

El gráfico del precio de Bitcoin a largo plazo, especialmente cuando se observa en una escala logarítmica, da una buena idea de cómo hay ciclos formados por burbujas especulativas seguidas de mercados bajistas, cuyo resultado final, sin embargo, es una macrotendencia fuertemente ascendente.

Este razonamiento puede no sostenerse sólo en el caso de que en este mercado bajista el precio del Bitcoin se desplome más de un 85% desde los máximos anteriores, es decir, si cae por debajo de los 11.000 dólares. En ese caso, la comparación con los ciclos anteriores se agotaría, y entraríamos en un territorio inexplorado que también podría conducir a problemas mucho más graves que los actuales.

 

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